En Venezuela (país en el que nací), estudié contaduría pública. En el 2001 emigré para Inglaterra y me convertí en auditora y gerente de finanzas.

Hacía trabajos de voluntariado. Así que era una ejecutiva exitosa que además ayudaba al prójimo.

Me casé y logré: buen empleo, buen sueldo y buen esposo. ¿Una vida en ensueño, cierto?

Pues, NO.

Detrás de esta imagen perfecta tenía un matrimonio en crisis. Me había convertido en una ejecutiva rígida y perfeccionista con deudas personales de hasta 30.000 dólares, porque no podía dejar de comprarme cosas para llenar mis vacíos internos. Aunque para entonces no lo sabía.

Mi esposo tuvo una oportunidad de trabajo en Los Ángeles y pensé que este cambio de aire podría ofrecernos un borrón y cuenta nueva. Para la Elina de entonces eso tenía sentido, pero terminaron saliendo monstruos que no sabía que existían…

Nos mudamos y en el 2007 creamos raíces en Houston. Tenía todas las comodidades, pero como habría de esperarse, mi vida seguía siendo un caos y una profunda insatisfacción interna seguía latiéndome desde adentro porque descubrí que no tenía un propósito de vida.

No paraba de buscar reconocimiento y aceptación desde afuera, porque no lo sentía desde adentro.

Acá la ejecutiva ya no tenía un espacio, entonces me hice la gran pregunta que dio inicio a mi proceso de transformación: ¿Quién era y qué quería?

Y lloré. Lloré como una niña porque no tenía idea. Fue entonces cuando me comprometí conmigo misma a encontrarme.

Comencé a leer y un día descubrí algo que lo cambió todo y me hizo llegar a mi versión reseteada.

Todos los autores de mis libros (personas a quienes admiraba) tenían algo en común: Certificación en neurolingüística.

Esto no podía ser casual. Investigué y leí que removía creencias limitantes y actualizaba tus valores. Y me dije: “Esto es lo que quiero hacer”. Me fui a estudiar a España mi primer practitioner PNL. Y la Elina que partió no fue la misma que regresó.

Me di una pausa para desaprender y aprender, para auto explorarme, para reprogramar mis cajitas mentales y para conectar con mi auténtico YO.

¿Y sabes qué descubrí en ese camino?

Que resetearse no es iniciar desde cero, es reiniciar con lo que tenemos el día de hoy.

Y fue justo en ese momento cuando creé mi metodología y encontré mi propósito de vida.

Siendo honesta, nunca pensé que me iba a dedicar a formar a otras personas en aquello que a mí me había ayudado tanto.

Pero así fue.

Hoy ya he ofrecido incontables sesiones particulares de coaching y cuento con una hermosa comunidad de más de 3000 Reseteados en mi programa de Certificación Practitioner PNL y tengo la dicha de dedicarme a ayudar a las personas a romper sus telarañas mentales y que así conecten con ellos mismos y con su máximo potencial, logren conseguir su propósito y alcanzar la vida que siempre han soñado.

¿No es un bonito propósito?